Tendinitis De Aquiles

La tendinitis de Aquiles es una lesión por sobreuso del tendón de Aquiles, la banda de tejido que conecta los músculos de la pantorrilla en la parte posterior de la pierna inferior con el hueso del talón.

La tendinitis de Aquiles ocurre con mayor frecuencia en corredores que han aumentado repentinamente la intensidad o la duración de sus carreras. También es común en personas de mediana edad que practican deportes, como tenis o baloncesto, solo los fines de semana.

La mayoría de los casos de tendinitis de Aquiles se pueden tratar con cuidados relativamente simples en el hogar bajo la supervisión de su médico. Por lo general, son necesarias estrategias de autocuidado para prevenir episodios recurrentes. Los casos más graves de tendinitis de Aquiles pueden provocar desgarros (roturas) del tendón que pueden requerir reparación quirúrgica.

El dolor asociado con la tendinitis de Aquiles generalmente comienza como un dolor leve en la parte posterior de la pierna o por encima del talón después de correr u otras actividades deportivas. Pueden ocurrir episodios de dolor más intenso después de correr durante mucho tiempo, subir escaleras o correr a velocidad.

También puede experimentar sensibilidad o rigidez, especialmente por la mañana, que generalmente mejora con la actividad leve.

La tendinitis de Aquiles es causada por una tensión repetitiva o intensa en el tendón de Aquiles, la banda de tejido que conecta los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón. Este tendón se utiliza al caminar, correr, saltar o ponerse de puntillas.

La estructura del tendón de Aquiles se debilita con la edad, lo que puede hacerlo más susceptible a las lesiones, particularmente en personas que pueden participar en deportes solo los fines de semana o que han aumentado repentinamente la intensidad de sus programas de carrera.

Varios factores pueden aumentar el riesgo de tendinitis de Aquiles, incluyendo:

• Sexo. La tendinitis de Aquiles es más común en hombres.
• Edad. La tendinitis de Aquiles es más común a medida que se envejece.
• Problemas físicos. Un arco plantar naturalmente plano puede ejercer más tensión en el tendón de Aquiles. La obesidad y la tensión en los músculos de la pantorrilla también pueden aumentar la tensión del tendón.
• Opciones de entrenamiento. Correr con zapatos desgastados puede aumentar el riesgo de tendinitis de Aquiles. El dolor en el tendón ocurre con más frecuencia en clima frío que en clima cálido, y correr en terrenos montañosos también puede predisponer a una lesión de Aquiles.
• Condiciones médicas. Las personas que tienen psoriasis o presión arterial alta tienen un mayor riesgo de desarrollar tendinitis de Aquiles.
• Medicamentos. Ciertos tipos de antibióticos, llamados fluoroquinolonas, se han asociado con tasas más altas de tendinitis de Aquiles.

La tendinitis de Aquiles puede debilitar el tendón, haciéndolo más vulnerable a un desgarro (rotura), una lesión dolorosa que generalmente requiere reparación quirúrgica.

Si bien puede que no sea posible prevenir la tendinitis de Aquiles, puedes tomar medidas para reducir tu riesgo:

• Aumenta tu nivel de actividad gradualmente. Si recién comienzas un régimen de ejercicios, empieza despacio y aumenta gradualmente la duración e intensidad del entrenamiento.
• Tómalo con calma. Evita actividades que pongan demasiado estrés en tus tendones, como correr en cuesta. Si participas en una actividad extenuante, calienta primero haciendo ejercicio a un ritmo más lento. Si notas dolor durante un ejercicio en particular, detente y descansa.
• Elige tus zapatos cuidadosamente. Los zapatos que uses mientras haces ejercicio deben proporcionar una amortiguación adecuada para tu talón y deben tener un buen soporte de arco para ayudar a reducir la tensión en el tendón de Aquiles. Reemplaza tus zapatos desgastados. Si tus zapatos están en buen estado pero no te dan soporte, prueba con soportes de arco en ambos zapatos.
• Estira diariamente. Tómate el tiempo para estirar los músculos de la pantorrilla y el tendón de Aquiles por la mañana, antes del ejercicio y después del ejercicio para mantener la flexibilidad. Esto es especialmente importante para evitar una recurrencia de la tendinitis de Aquiles.
• Fortalece los músculos de la pantorrilla. Los músculos de la pantorrilla fuertes permiten que la pantorrilla y el tendón de Aquiles manejen mejor las tensiones que encuentran con la actividad y el ejercicio.
• Entrena de forma cruzada. Alterna actividades de alto impacto, como correr y saltar, con actividades de bajo impacto, como andar en bicicleta y nadar.

Durante el examen físico, su médico presionará suavemente el área afectada para determinar la ubicación del dolor, la sensibilidad o la hinchazón. También evaluará la flexibilidad, la alineación, el rango de movimiento y los reflejos de su pie y tobillo.

Su médico puede ordenar una o más de las siguientes pruebas para evaluar su afección:

• Radiografías. Si bien las radiografías no pueden visualizar los tejidos blandos, como los tendones, pueden ayudar a descartar otras afecciones que pueden causar síntomas similares.
• Ecografía. Este dispositivo utiliza ondas sonoras para visualizar tejidos blandos como los tendones. La ecografía también puede producir imágenes en tiempo real del tendón de Aquiles en movimiento, y la ecografía Doppler en color puede evaluar el flujo sanguíneo alrededor del tendón.
• Imagen por resonancia magnética (IRM). Usando ondas de radio y un imán muy potente, las máquinas de IRM pueden producir imágenes muy detalladas del tendón de Aquiles.

La tendinitis suele responder bien a las medidas de autocuidado. Pero si sus signos y síntomas son graves o persistentes, su médico podría sugerir otras opciones de tratamiento.

Si los analgésicos de venta libre, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) o el naproxeno (Aleve), no son suficientes, su médico podría recetarle medicamentos más fuertes para reducir la inflamación y aliviar el dolor.

Un fisioterapeuta podría sugerir algunas de las siguientes opciones de tratamiento:

Ejercicios. Los terapeutas suelen recetar ejercicios específicos de estiramiento y fortalecimiento para promover la curación y el fortalecimiento del tendón de Aquiles y sus estructuras de soporte.

Un tipo especial de fortalecimiento llamado fortalecimiento "excéntrico", que implica una bajada lenta de un peso después de levantarlo, ha demostrado ser especialmente útil para los problemas persistentes de Aquiles.

Si varios meses de tratamientos más conservadores no funcionan o si el tendón se ha desgarrado, su médico puede sugerir una cirugía para reparar su tendón de Aquiles.

• Ejercicios. Los terapeutas suelen recetar ejercicios específicos de estiramiento y fortalecimiento para promover la curación y el fortalecimiento del tendón de Aquiles y sus estructuras de soporte.

  Un tipo especial de fortalecimiento llamado fortalecimiento "excéntrico", que implica una bajada lenta de un peso después de levantarlo, ha demostrado ser especialmente útil para los problemas persistentes de Aquiles.

• Dispositivos ortóticos. Una plantilla o cuña para zapatos que eleve ligeramente el talón puede aliviar la tensión en el tendón y proporcionar una amortiguación que disminuya la cantidad de fuerza ejercida sobre el tendón de Aquiles.

Las estrategias de autocuidado incluyen los siguientes pasos, a menudo conocidos por el acrónimo R.I.C.E. (Descanso, Hielo, Compresión, Elevación):

• Descanso. Es posible que deba evitar el ejercicio durante varios días o cambiar a una actividad que no esfuerce el tendón de Aquiles, como nadar. En casos graves, es posible que deba usar una bota para caminar y muletas.
• Hielo. Para disminuir el dolor o la hinchazón, aplique una compresa de hielo en el tendón durante unos 15 minutos después de hacer ejercicio o cuando sienta dolor.
• Compresión. Las vendas o vendas elásticas compresivas pueden ayudar a reducir la hinchazón y el movimiento del tendón.
• Elevación. Eleve el pie afectado por encima del nivel del corazón para reducir la hinchazón. Duerma con el pie afectado elevado por la noche.