Tdah

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección crónica que afecta a millones de niños y que a menudo continúa hasta la edad adulta. El TDAH incluye una combinación de problemas persistentes, como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo. Los niños con TDAH también pueden tener problemas con baja autoestima, relaciones difíciles y bajo rendimiento escolar. Los síntomas a veces disminuyen con la edad. Sin embargo, algunas personas nunca superan completamente sus síntomas de TDAH. Pero pueden aprender estrategias para tener éxito. Si bien el tratamiento no curará el TDAH, puede ayudar mucho con los síntomas. El tratamiento generalmente incluye medicamentos e intervenciones conductuales. El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden marcar una gran diferencia en el resultado.

Las características principales del TDAH incluyen la falta de atención y el comportamiento hiperactivo-impulsivo. Los síntomas del TDAH comienzan antes de los 12 años, y en algunos niños, son notables a partir de los 3 años de edad. Los síntomas del TDAH pueden ser leves, moderados o graves, y pueden continuar hasta la edad adulta. El TDAH es más frecuente en los varones que en las mujeres, y los comportamientos pueden ser diferentes en niños y niñas. Por ejemplo, los niños pueden ser más hiperactivos y las niñas pueden tender a ser silenciosamente inatentas. Hay tres subtipos de TDAH: Predominantemente inatento. La mayoría de los síntomas se incluyen en la falta de atención. Predominantemente hiperactivo/impulsivo. La mayoría de los síntomas son hiperactivos e impulsivos. Combinado. Esta es una mezcla de síntomas de inatención y síntomas hiperactivos/impulsivos. Un niño que muestra un patrón de inatención puede a menudo: No prestar atención a los detalles o cometer errores descuidados en los deberes escolares Tener problemas para mantenerse concentrado en las tareas o en el juego Parecer que no escucha, incluso cuando se le habla directamente Tener dificultad para seguir instrucciones y no terminar los deberes escolares o las tareas Tener problemas para organizar tareas y actividades Evitar o no gustarle las tareas que requieren un esfuerzo mental concentrado, como los deberes escolares Perder objetos necesarios para las tareas o actividades, por ejemplo, juguetes, tareas escolares, lápices Distraerse fácilmente Olvidar hacer algunas actividades diarias, como olvidar hacer las tareas Un niño que muestra un patrón de síntomas hiperactivos e impulsivos puede a menudo: Moverse o golpear con las manos o los pies, o retorcerse en el asiento Tener dificultad para permanecer sentado en el aula o en otras situaciones Estar en movimiento constante Correr o trepar en situaciones en las que no es apropiado Tener problemas para jugar o realizar una actividad en silencio Hablar demasiado Soltar respuestas, interrumpiendo al que pregunta Tener dificultad para esperar su turno Interrumpir o entrometerse en las conversaciones, juegos o actividades de los demás La mayoría de los niños sanos son inatentos, hiperactivos o impulsivos en algún momento. Es típico que los niños en edad preescolar tengan períodos de atención cortos y que no puedan mantenerse en una actividad durante mucho tiempo. Incluso en niños mayores y adolescentes, la capacidad de atención a menudo depende del nivel de interés. Lo mismo ocurre con la hiperactividad. Los niños pequeños son naturalmente enérgicos; a menudo todavía están llenos de energía mucho después de haber agotado a sus padres. Además, algunos niños simplemente tienen un nivel de actividad más alto que otros. Los niños nunca deben ser clasificados como TDAH solo porque son diferentes de sus amigos o hermanos. Los niños que tienen problemas en la escuela pero se llevan bien en casa o con sus amigos probablemente estén luchando con algo más que TDAH. Lo mismo ocurre con los niños que son hiperactivos o inatentos en casa, pero cuyo trabajo escolar y amistades permanecen intactos. Si le preocupa que su hijo muestre signos de TDAH, consulte a su pediatra o médico de familia. Su médico puede remitirlo a un especialista, como un pediatra del desarrollo y el comportamiento, un psicólogo, un psiquiatra o un neurólogo pediátrico, pero es importante que primero se realice una evaluación médica para descartar otras posibles causas de las dificultades de su hijo.

Si le preocupa que su hijo muestre signos de TDAH, consulte a su pediatra o médico de familia. Su médico puede derivarlo a un especialista, como un pediatra del desarrollo y la conducta, un psicólogo, un psiquiatra o un neurólogo pediátrico, pero es importante que primero se realice una evaluación médica para descartar otras posibles causas de las dificultades de su hijo.

Si bien la causa exacta del TDAH no está clara, la investigación continúa. Los factores que pueden estar involucrados en el desarrollo del TDAH incluyen la genética, el medio ambiente o problemas con el sistema nervioso central en momentos clave del desarrollo.

Los factores de riesgo para el TDAH pueden incluir:

• Familiares consanguíneos, como padres o hermanos, con TDAH u otro trastorno de salud mental
• Exposición a toxinas ambientales, como el plomo, que se encuentra principalmente en la pintura y las tuberías de edificios antiguos
• Consumo de drogas, alcohol o tabaco por parte de la madre durante el embarazo
• Nacimiento prematuro Aunque el azúcar es un sospechoso popular de causar hiperactividad, no hay pruebas fiables de ello. Muchos problemas en la infancia pueden provocar dificultades para mantener la atención, pero eso no es lo mismo que el TDAH.

El TDAH puede dificultar la vida de los niños. Los niños con TDAH: A menudo tienen dificultades en el aula, lo que puede llevar al fracaso académico y al juicio de otros niños y adultos Suelen tener más accidentes y lesiones de todo tipo que los niños que no tienen TDAH Suelen tener baja autoestima Es más probable que tengan problemas para interactuar y ser aceptados por sus pares y adultos Tienen un mayor riesgo de abuso de alcohol y drogas y otras conductas delictivas. El TDAH no causa otros problemas psicológicos o del desarrollo. Sin embargo, los niños con TDAH tienen más probabilidades que otros de tener también afecciones como: Trastorno de oposición desafiante (TOD), generalmente definido como un patrón de comportamiento negativo, desafiante y hostil hacia las figuras de autoridad Trastorno de conducta, marcado por un comportamiento antisocial como robar, pelear, destruir propiedad y dañar a personas o animales Trastorno disruptivo del estado de ánimo con irritabilidad, caracterizado por irritabilidad y problemas para tolerar la frustración Discapacidades del aprendizaje, incluidos problemas con la lectura, la escritura, la comprensión y la comunicación Trastornos por consumo de sustancias, incluidas drogas, alcohol y tabaco Trastornos de ansiedad, que pueden causar preocupación y nerviosismo abrumadores e incluyen el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) Trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión y el trastorno bipolar, que incluye la depresión y el comportamiento maníaco Trastorno del espectro autista, una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la forma en que una persona percibe y socializa con los demás Trastorno de tics o síndrome de Tourette, trastornos que implican movimientos repetitivos o sonidos no deseados (tics) que no se pueden controlar fácilmente