Infección Por Listeria

La infección por Listeria es una enfermedad bacteriana transmitida por los alimentos que puede ser muy grave para las mujeres embarazadas, las personas mayores de 65 años y las personas con sistemas inmunitarios debilitados. Suele estar causada por el consumo de embutidos procesados de forma inadecuada y productos lácteos no pasteurizados.

Las personas sanas rara vez enferman a causa de una infección por Listeria, pero la enfermedad puede ser mortal para los bebés nonatos, los recién nacidos y las personas con sistemas inmunitarios debilitados. El tratamiento antibiótico rápido puede ayudar a frenar los efectos de la infección por Listeria.

Las bacterias de la Listeria pueden sobrevivir a la refrigeración e incluso a la congelación. Por lo tanto, las personas que tienen un mayor riesgo de infecciones graves deben evitar comer los tipos de alimentos que probablemente contengan bacterias de la Listeria.

Si desarrollas una infección por listeria, podrías tener:

• Fiebre
• Escalofríos
• Dolores musculares
• Náuseas
• Diarrea

Los síntomas podrían comenzar unos días después de haber comido alimentos contaminados, pero puede tomar 30 días o más antes de que comiencen los primeros signos y síntomas de la infección.

Si la infección por listeria se extiende a tu sistema nervioso, los signos y síntomas pueden incluir:

• Dolor de cabeza
• Rigidez en el cuello
• Confusión o cambios en el estado de alerta
• Pérdida de equilibrio
• Convulsiones

Si ha comido un alimento que ha sido retirado del mercado debido a un brote de listeria, observe si presenta signos o síntomas de enfermedad. Si tiene fiebre, dolores musculares, náuseas o diarrea, comuníquese con su médico. Lo mismo ocurre con las enfermedades después de consumir un producto potencialmente contaminado, como alimentos elaborados con leche no pasteurizada o perritos calientes o carnes frías mal calentados.

Si tiene fiebre alta, dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello, confusión o sensibilidad a la luz, busque atención médica de emergencia. Estos signos y síntomas pueden indicar meningitis bacteriana, una complicación potencialmente mortal de una infección por listeria.

La bacteria Listeria se puede encontrar en la tierra, el agua y las heces de los animales. Las personas pueden infectarse al consumir lo siguiente:

• Vegetales crudos contaminados por la tierra o por estiércol contaminado usado como fertilizante
• Carne contaminada
• Leche sin pasteurizar o alimentos elaborados con leche sin pasteurizar
• Ciertos alimentos procesados, como quesos blandos, salchichas y embutidos que se han contaminado después del procesamiento

Los bebés nonatos pueden contraer una infección por listeria de la madre.

Las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunitarios débiles tienen el riesgo más alto de contraer una infección por listeria.

La mayoría de las infecciones por listeria son tan leves que pueden pasar desapercibidas. Sin embargo, en algunos casos, una infección por listeria puede llevar a complicaciones potencialmente mortales, incluyendo:

• Infección sanguínea generalizada
• Inflamación de las membranas y el líquido que rodea el cerebro (meningitis)

Para prevenir una infección por listeria, siga estas sencillas pautas de seguridad alimentaria:

• Mantenga las cosas limpias. Lávese bien las manos con agua tibia y jabón antes y después de manipular o preparar alimentos. Después de cocinar, lave los utensilios, las tablas de cortar y otras superficies de preparación de alimentos con agua caliente y jabón.
• Frote bien las verduras crudas. Limpie las verduras crudas con un cepillo para fregar o un cepillo para verduras bajo abundante agua corriente.
• Cocine bien los alimentos. Use un termómetro de alimentos para asegurarse de que sus platos de carne, aves y huevos estén cocidos a una temperatura segura.

Un análisis de sangre suele ser la forma más eficaz de determinar si tiene una infección por listeria. En algunos casos, también se analizarán muestras de orina o líquido cefalorraquídeo.

El tratamiento de la infección por listeria varía, dependiendo de la gravedad de los signos y síntomas. La mayoría de las personas con síntomas leves no requieren tratamiento. Las infecciones más graves se pueden tratar con antibióticos.

Durante el embarazo, un tratamiento antibiótico rápido podría ayudar a evitar que la infección afecte al bebé.