Espermatocele

Un espermatocele (es-per-ma-to-SE-le) es un saco anormal (quiste) que se desarrolla en el epidídimo, el pequeño tubo enrollado ubicado en la parte superior del testículo que recoge y transporta el esperma. No canceroso y generalmente indoloro, un espermatocele suele estar lleno de un líquido lechoso o transparente que puede contener espermatozoides.

Un espermatocele usualmente no causa signos ni síntomas y puede permanecer estable en tamaño. Sin embargo, si crece lo suficiente, podrías sentir:

• Dolor o malestar en el testículo afectado
• Pesadez en el testículo con el espermatocele
• Sensación de plenitud detrás y encima del testículo

Como un espermatocele generalmente no causa síntomas, es posible que lo descubra solo durante un autoexamen testicular, o su médico podría encontrarlo durante un examen físico de rutina.

Es una buena idea que su médico evalúe cualquier masa escrotal para descartar una afección grave, como el cáncer testicular. Además, llame a su médico si experimenta dolor o hinchazón en el escroto. Varias afecciones pueden causar dolor testicular, y algunas requieren tratamiento inmediato.

Se desconoce la causa de los espermatoceles. Los espermatoceles pueden ser el resultado de una obstrucción en uno de los múltiples conductos dentro del epidídimo que transportan y almacenan los espermatozoides desde el testículo.

No hay muchos factores de riesgo conocidos para desarrollar un espermatocele. Los hombres cuyas madres recibieron el fármaco dietilestilbestrol (DES) durante el embarazo para prevenir abortos espontáneos y otras complicaciones del embarazo parecen tener un mayor riesgo de espermatoceles. El uso de este fármaco se interrumpió en 1971 debido a preocupaciones sobre un mayor riesgo de cáncer vaginal poco frecuente en mujeres.

Es poco probable que un espermatocele cause complicaciones.

Sin embargo, si su espermatocele le causa dolor o ha crecido tanto que le produce molestias, es posible que necesite una cirugía para extirparlo. La extirpación quirúrgica podría dañar el epidídimo o el conducto deferente, un tubo que transporta el esperma desde el epidídimo hasta el pene. El daño a cualquiera de los dos puede reducir la fertilidad. Otra posible complicación que puede ocurrir después de la cirugía es que el espermatocele pueda reaparecer, aunque esto no es común.

Aunque no hay forma de prevenir un espermatocele, es importante que se realice autoexámenes escrotales al menos mensualmente para detectar cambios, como masas, en el escroto. Cualquier masa nueva en el escroto debe evaluarse con prontitud. Su médico puede indicarle cómo realizar un autoexamen testicular, lo que puede mejorar sus posibilidades de encontrar una masa.

Para diagnosticar un espermatocele, se necesita una exploración física. Aunque un espermatocele generalmente no es doloroso, es posible que sienta molestias cuando el médico examine (palpe) la masa.

También podría someterse a las siguientes pruebas de diagnóstico:

• Traniluminación. El médico puede iluminar el escroto con una luz. Con un espermatocele, la luz indicará que la masa está llena de líquido en lugar de ser sólida.
• Ecografía. Si la traniluminación no indica claramente un quiste, una ecografía puede ayudar a determinar qué más podría ser. Esta prueba, que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para crear imágenes de las estructuras, podría usarse para descartar un tumor testicular u otra causa de hinchazón escrotal.

Aunque es probable que su espermatocele no desaparezca por sí solo, la mayoría de los espermatoceles no necesitan tratamiento. Generalmente no causan dolor ni complicaciones. Si el suyo le causa dolor, su médico podría recomendarle analgésicos de venta libre, como acetaminofén (Tylenol, entre otros) o ibuprofeno (Advil, Motrin IB, entre otros).

Un procedimiento llamado espermatocelectomía generalmente se realiza de forma ambulatoria, utilizando anestesia local o general. El cirujano realiza una incisión en el escroto y separa el espermatocele del epidídimo.

Después de la cirugía, es posible que deba usar un suspensorio deportivo relleno de gasa para aplicar presión y proteger el sitio de la incisión. Su médico también podría indicarle que:

Las posibles complicaciones de la extirpación quirúrgica que podrían afectar la fertilidad incluyen daño al epidídimo o al conducto que transporta el esperma (conducto deferente). También es posible que un espermatocele pueda reaparecer, incluso después de la cirugía.

Otros tratamientos incluyen la aspiración y la escleroterapia, aunque rara vez se utilizan. Durante la aspiración, se inserta una aguja especial en el espermatocele y se extrae (aspira) el líquido.

Si el espermatocele reaparece, su médico podría recomendar aspirar el líquido nuevamente e inyectar un químico irritante en el saco (escleroterapia). El agente irritante hace que el saco del espermatocele se cicatrice, lo que ocupa el espacio que ocupaba el líquido y reduce el riesgo de que el espermatocele regrese.

El daño al epidídimo es una posible complicación de la escleroterapia. También es posible que su espermatocele pueda reaparecer.

La cirugía puede causar daño potencial al epidídimo o al conducto deferente, y la escleroterapia puede dañar el epidídimo, lo que puede afectar la fertilidad. Debido a esta preocupación, estos procedimientos podrían retrasarse hasta que termine de tener hijos. Si el espermatocele le causa tantas molestias que no quiere esperar, hable con su médico sobre los riesgos y beneficios de la criopreservación de esperma.

• Aplique compresas de hielo durante dos o tres días para reducir la inflamación
• Tome analgésicos orales durante uno o dos días
• Regrese para un examen de seguimiento entre una y tres semanas después de la cirugía