Nefroolitotomía percutánea
Acerca de esta prueba
La nefrolitotomía percutánea (per-cu-tá-nea ne-fro-li-to-to-mía) es un procedimiento que se utiliza para extraer cálculos renales del cuerpo cuando no pueden eliminarse por sí solos. "Percutánea" significa a través de la piel. El procedimiento crea un conducto desde la piel de la espalda hasta el riñón. Un cirujano utiliza instrumentos especiales que se pasan a través de un tubo diminuto en la espalda para localizar y extraer los cálculos del riñón.
Por qué se realiza
La nefrolitotomía percutánea se recomienda normalmente cuando: Los cálculos renales grandes bloquean más de una rama del sistema colector del riñón. Estos se conocen como cálculos renales coraliformes. Los cálculos renales tienen un diámetro superior a 0,8 pulgadas (2 centímetros). Los cálculos grandes están en el tubo que conecta un riñón y la vejiga (uréter). Han fallado otras terapias.
Riesgos y complicaciones
Los riesgos más comunes de la nefrolitotomía percutánea incluyen: Hemorragia Infección Lesión en el riñón u otros órganos Extracción incompleta de cálculos
Cómo prepararse
Antes de una nefrolitotomía percutánea, se le realizarán varias pruebas. Los análisis de orina y sangre comprueban si hay signos de infección u otros problemas, y una tomografía computarizada (TC) muestra dónde están los cálculos en el riñón. Es posible que se le indique que deje de comer y beber después de la medianoche de la noche anterior al procedimiento. Informe a su equipo de atención médica sobre todos los medicamentos, vitaminas y suplementos dietéticos que esté tomando. En algunos casos, es posible que deba interrumpir estos medicamentos antes de la cirugía. Su cirujano puede recetar antibióticos para reducir la posibilidad de que contraiga una infección después del procedimiento.
Entendiendo sus resultados
Es probable que vea a su cirujano entre 4 y 6 semanas después de la cirugía para una visita de seguimiento. Si tiene un tubo de nefrostomía para drenar el riñón, puede regresar antes. Es posible que le hagan una ecografía, una radiografía o una tomografía computarizada para verificar si quedan piedras y para asegurarse de que la orina drena normalmente desde el riñón. Si tiene un tubo de nefrostomía, su cirujano se lo extraerá después de administrarle un anestésico local. Su cirujano o médico de cabecera pueden recomendar análisis de sangre para determinar la causa de los cálculos renales. También puede hablar sobre maneras de prevenir la formación de más cálculos renales en el futuro.